24 octubre 2006

Ciudad del Motor, Alcalá de Henares




De la antigua fabrica GAL, no nos queda mas que un muñón. Quizás el derribo de buena parte del conjunto se constituya como una operación necesaria para la salvación de trabajo y lugar, pero de entrada plantea algunas dudas razonables. Al final parece que siempre ganan los mismos.
El trozo agraciado es como tantas fábricas de la misma especie, un espacio vacío y muerto, su consideración recae en la zona afectiva de los arquitectos, la que se encuentra entre la especulación luminosa y la espacial.
Consideramos la nave como un espacio que puede ser activado, interviniendo de manera contundente para permitir una lectura mas intensa de sus condiciones. De esta manera el objeto resultante no pierde sus valores iniciales, pero estos se ven multiplicados.
Las operaciones que se practican en el edificio antiguo, se organizan  desde las demoliciones selectivas, eliminando un primer forjado de la nave principal, para abrir la posibilidad de obtener un espacio adecuado al carácter que se le supone a un espacio museístico. Las plantas de la torre, por el contrario se conservan como soporte básico  a los usos de menor entidad como oficinas y salas de usos múltiples. Se practica también un cierto grado de cirugía, completando los usos del nivel bajo rasante con una zona dedicada a pequeñas exposiciones y congresos.
 En cuanto a la imagen exterior, la fachada sur se ve simplemente puntuada por dos cajas que fabrican un espacio frente a la frontalidad excesiva del alzado principal.
La fachada norte, se construye en su totalidad, fabricándose desde el recurso de leer el comportamiento de las tripas del museo sobre un paño neutro y translúcido.
  
La distribución de programa se establece de manera directa en el desarrollo en planta de la nave. De Oeste a Este: exposiciones temporales , colección permanente, y edificio de servicios y administración. En la evolución vertical del edificio, la nave principal es la que alberga todo el programa expositivo, dejando a la planta bajo rasante y a la torre preexistente la labor de acoger la superficie necesaria para labores de administración, gestión, almacenes, y servicios generales.
La intervención de cirugía que se practica a la antigua nave es integral, y se lleva al límite resolviendo todos los extremos del proyecto. Está basada en el montaje de un sistema directo y contínuo de rampas y pasarelas metálicas que cortan transversalmente la nave, de forma obsesiva, transformando el espacio neutro y homogéneo en una concatenación de espacios más contenidos, trabajados, exclusivos. Todos ellos cualificados de una manera diferente por la presencia del intestino que cose todo el edificio. Este sistema se apoya en una nueva estructura metálica adosada a la antigua, y permite una enorme libertad en el desarrollo espacial del intestino, que en ocasiones se apoya y regresa por donde ha aparecido, se trunca, o vuela atravesando la fachada y mostrándose descaradamente al exterior.
Es este mismo sistema el que se convierte en accesos, el que se desarrolla en el exterior organizando los jardines y aparcamientos saliendo fuera del edificio, y el que otorga a la intervención de la flexibilidad necesaria para permitir posteriores ampliaciones.