10 junio 2004

400.000 VIVIENDAS. Concurso Quaderns. 1er Premio



La ciudad incierta

Los arquitectos, siempre tan bien vestidos y educados, buscan con ahínco imágenes de una ciudad completa, cerrada y previamente determinada. Su esfuerzo se centra en un cierto grado de control sobre la forma precisa, sobre condiciones concretas de trabajo. En el caso de la ciudad es un esfuerzo baldío, la forma real de la ciudad en una sociedad liberalizada como la nuestra no es posible entenderla sino desde la diversidad y la acumulación.
 La ciudad que está por construir es una homotecia de todas las ciudades libres, una imagen que se transforma desde el primer instante  y que no acaba por concretarse. Realmente esa es la historia de las ciudades. En ese sentido no es posible hablar de ciudades sino de ciudad, concreta, sometida a los envites de la economía y del mercado, pero también a la cualificación de los arquitectos para entenderla desde una estrategia de diversidad y no tanto desde condiciones de diseño microscópico.
La ciudad que es posible definir consiste en encontrar la diferencia entre una ciudad para la convivencia en democracia y una ciudad sujeta solo a los impulsos del consumo, en una ciudad limitada desde la iniciativa privada, limitada al mercadeo.
La ciudad que proponemos es un espacio libre de espacios abiertos comunitarios, de grandes zonas en las que reside un alto grado de convivencia. La ciudad que entendemos es una ciudad levemente reglada, en la que los elementos de control, favorecen la diversidad y la complejidad.
La ciudad que encontramos es que la aprovecha la inercia del mercado, para subrogarse el derecho fundamental al espacio público.
No nos es posible concretar esa ciudad incierta pero real, pues en ella residen las leyes que en cada momento la transforman.